Sin duda alguna, uno de los sectores más afectados durante la inminente llegada del fenómeno de El Niño a Ecuador es la agricultura; cerca de 500 000 campesinos, recolectores y productores que habitan, protegen y viven de los recursos naturales de los ecosistemas bosque seco tropical, manglares y bosque húmedo, en las provincias de Esmeraldas, Manabí, Santa Elena, Guayas y El Oro, están expuestos a esta amenaza climática. Ellos representan más del 70% de la población total de sus cantones.
El dato lo proporciona la Fundación Heifer Ecuador después de conocer un diagnóstico de las posibles afectaciones a las cinco cadenas productivas y de valor, que lleva adelante en el Litoral ecuatoriano: ‘Cacao – Café’ en El Oro, ‘Desarrollo Rural Sostenible y Conservación de los Recursos Naturales en la Región Pacífica de Ecuador y Colombia’ en Esmeraldas y Manabí, ‘Restauración Forestal en la zona de influencia de la Cordillera Chongón Colonche’, ‘El Futuro de la Alimentación’ en Santa Elena y ‘Manglares Unidos del Sur Ecuador’ en Guayas y El Oro, expuestas ante las amenazas climática.
Cristopher Velasco, presidente de la Asociación de Profesional de Gestión de Riesgos del Ecuador y encargado de realizar la consultoría para el Plan de Acción Invernal de Heifer, resaltó que es la primera vez que se realiza un estudio que permita una aproximación de las afectaciones a las cadenas productivas de los campesinos de la Costa del Pacífico.
Velasco explicó que los eventos naturales afectan a las cadenas agroproductivas saturando el suelo con agua y favoreciendo a la perdida de cultivos, incrementando la presencia de plagas y enfermedades en las plantaciones, disminuyendo la productividad y desarrollo de las plantas, cambiando la calidad y temperatura del agua donde está la materia prima incidiendo en la presencia, abundancia y supervivencia de cangrejos, moluscos y peces.
A esto se suma que las inundaciones pueden arrastrar los cultivos y la tierra, y contaminar el agua de los ríos y esteros, así como el agua subterránea, con químicos, desechos sólidos y aguas residuales, lo cual afecta la calidad de agua para el consumo humano, de la flora y la fauna.
La construcción del diagnóstico contó con la participación activa de los Gerentes de las cinco cadenas de valor; en cuento a los resultados, estos fueron plasmados en la elaboración e impresión de material educomunicacional (cinco cartillas informativas) para su difusión entre los campesinos, recolectores y productores, con el apoyo de las municipalidades donde se ejecutan estos negocios.
Entre las acciones planteadas para evitar o disminuir las pérdidas por lluvias e inundaciones en sus cadenas productivas están acciones como:
· Mejorar o instalar barreras o muros para para proteger la tierra de los daños causados en los cultivos por el agua y las inundaciones.
· Mejorar los puntos de drenaje de la tierra en el área de cultivo, ya sea en lechos elevados o montículos.
· Acceder a información sobre riesgo y pronóstico meteorológico, para poder determinar los mejores períodos para la siembra y cosecha, así como el periodo de comercialización.
· Procurar que el suelo del cultivo se encuentre protegido por arbustos para que esté menos expuesto al impacto de las lluvias.
· Organizar con su asociación el acopio anticipado de semillas y granos en lugares elevados y seguros ante la humedad y plagas.
· Adelantar la cosecha y el acopio de productos previo a la ocurrencia de lluvias intensas e inundaciones, para su procesamiento y comercialización.
· Aprovechamiento y gestión del agua de lluvia en tanques o cloración del agua y optimizar el uso de filtros para asegurar su calidad en los procesos de transformación de productos alimenticios.
Benjamin Lombeyda, coordinador ambiental de Heifer Ecuador detalló que está prevista la impresión de 2 600 cartillas para su respectiva difusión y socialización en los territorios, a este material se sumará uno enfocado en la cadena productiva de Galápagos, donde están activos 14 negocios.
Velasco agregó una recomendación a futuro: incorporar medidas de adaptación tanto a los efectos del cambio climático como a las amenazas naturales, es decir, existen zonas que son afectadas por ejemplo por lluvias intensas en una época del año, como por déficit hídrico o sequía en otra época. En este caso, las medidas de adaptación deben abordar estos peligros y sus efectos en la producción de las cadenas de valor.