Patricia Morales nació en Valle de Hacha, Manabí. Es miembro de Focaznon, recuerda que acompañaba a su padre a las reuniones desde chica y así se involucró en la organización hace más de 20 años.
Patricia participa en el proyecto ‘Desarrollo Rural en la región del Pacífico’, financiado por BMZ, Johanniter y Heifer Internacional, ella fue parte de la Escuela de Agroecología que duró 8 meses y en la que el 70% de capacitaciones fueron de forma práctica, en fincas de los agricultores. Patricia aprendió a elaborar abonos, bioinsumos y a hacer un control biológico; también, ha implementado en su casa camas de lombrices para elaborar humus, para el uso en su parcela y para la venta a otros productores de su asociación.
Mientras participaba en la Escuela, Patricia se dio cuenta que su finca es un buen negocio y adquirió un terreno más grande “yo lo que quiero hacer es un bosque comestible, la gente me dice siembra árboles para madera y yo digo ¡no!, yo quiero que esos árboles que yo siembro no se boten, si tengo árboles frutales, voy a tener comida para la venta y para mi familia”.
Con la escuela evidenció que su abuelo hacía agroecología, “él tenía la chacra, con una diversidad de productos, no ponían ningún químico, comían sano y no compraban nada de alimentos de fuera, solo azúcar me acuerdo que compraban. En un cajón grande que estaba encima del fogón, ponían las semillas en mates secos, así las conservaban. Mi abuelo producía hasta arroz, había una variedad que no necesitaba inundación, que se sembraba como cualquier planta. Si yo tuviera una chacra con la de mi abuelo, me ahorraría de comprar siquiera el 70% de lo que hoy todavía compro”.
Ella dice que cuando empezaron a vender los agroquímicos, cambió todo, todos los agricultores empezaron a utilizarlos, “la generación de mi papá fue la que utilizó los agroquímicos, ya no se hacía nada sin químicos; para deshierbar… químicos; para producir… químicos; para la floración… químicos; para todo. Por eso le digo a mi hijo que cuide, que yo dejé de usar químicos para producir y él debe seguir haciendo lo mismo”.
Patricia también ha participado del mecanismo del compartir de recursos que entrega bienes o fondos revolventes para la reactivación de los negocios. Ella, aparte de su negocio agrícola, también vende productos campesinos como queso, sal prieta, maní, cacao en barra, almidón, panela, y ha implementado un sauna para los turistas de la zona, “la situación es complicada, si antes vendía a un cliente dos quesos, hoy me dice que le venda solo uno. He bajado las ventas a la mitad. Ahora estamos con el proyecto implementando la ruta turística Sabores y saberes, y esperamos que la situación mejore”.
Patricia a pesar de la incertidumbre mantiene el espíritu en alto como buena manaba. Sigue construyendo negocios rurales y siempre piensa en qué más emprender para tener días mejores. Patricia es una de las más entusiastas participantes del proyecto ‘Desarrollo rural en la región del Pacífico’ parte del programa emblemático de Heifer Ecuador ‘El Futuro de la Alimentación’.