2016-04-21

La solidaridad no tiene fronteras

El sábado 16 de abril, Kelley King, subdirectora de una escuela en San Diego-California, supo que en Ecuador había sucedido un violento terremoto. Su tensión aumentó cuando se enteró de que el sismo fue en la costa de Manabí. Su hermana Kimberly vive en San Clemente, una hermosa playa ubicada en esa provincia.Kimberly James y Christopher Mihalik son dos migrantes norteamericanos radicados en el Ecuador hace dos años. Tienen un hostal llamado Las cabañas del mar, ubicado en un pequeño poblado de aproximadamente 2.000 habitantes, llamado San Clemente. Ambos dan apoyo humanitario en la comunidad a las niñas y niños, y promueven en sus vecinos la crianza de animales menores.Enamorados del Ecuador y de su gente, han convencido a más amigos suyos para que los acompañen en su aventura. Ahora son parte de una pequeña comunidad de migrantes norteamericanos y canadienses que viven en este pacífico lugar.[caption id="attachment_4261" align="aligncenter" width="474"]

Mario Revelo y Stalin Montenegro, de Heifer Ecuador, hicieron la entrega de la ayuda humanitaria a Kimberly.[/caption]El terremoto dejó aislada a San Clemente, como a muchos pequeños pueblos del litoral. Durante el sismo, Christopher se hirió gravemente en una de sus piernas.Esa misma noche se dieron cuenta que la situación se complicaría. No había luz. No había servicio telefónico. No había acceso por carretera al lugar. Un gran incendio provocó heridas a algunos de sus vecinos. A no pocos habitantes se les derrumbaron sus casas. Kimberly no dudó en alojar a algunos de ellos en su hostal.[caption id="attachment_4262" align="aligncenter" width="474"]

Agradecemos mucho la solidaridad de Nelson Terán (sobrero) y Miguel Ricaurte (camiseta roja) que brindaron apoyo logístico en el viaje.[/caption]Kelley hizo lo imposible hasta comunicarse directamente con su hermana. Ella le contó de la gravedad de la situación. De inmediato, Kelley se puso en contacto con el consulado, pero la emergencia desbordó su capacidad de respuesta. En su última comunicación con ellos, del lunes 18, ella escribió:“As of 2pm Ecuador time on 4/18/16:

  • NO help has arrived. Helicopters fly overhead but NO ONE is stopping.
  • They are a village of 2000 people who are growing desperate.
  • Roads into town are closed so someone needs to go in with big vehicles or take a boat along the coast to deliver supplies immediately!
  • What about an air drop of water?
  • There was a large fire with more injuries.
  • Kim and Chris have a four-wheel drive vehicle so they are able to drive on the sand if this is of help.
  • They don’t have any medicine and Chris has a limb-threatening injury.”

Pero no recibió respuesta. En medio de la angustia, ella recordó que dos alumnas de su escuela son hijas de una de los miembros del directorio de Heifer International, Ashley Stone, y que Heifer mantiene proyectos en Ecuador. Esta escuela ha tenido una larga relación con Heifer, ha participado durante cuatro años en giras de aprendizaje en el Rancho de la Fundación, con sus alumnos.Para el lunes 18, en esta comunidad empezó a escasear el agua y la comida. Pasaron 40 horas luego del suceso y los alimentos refrigerados ya se habían dañado. Los vecinos se organizaron para racionar el arroz y los huevos que las gallinas brindaban. Era lo único que quedaba. Como dice Kelley en su comunicación, Christopher necesitaba medicinas para curar su herida.Ashley, al enterarse de la tragedia, toma contacto de inmediato con la oficina central de Heifer International y Heifer Ecuador actúa. Rosa Rodríguez, directora de Heifer Ecuador, enviá un camión con 2000 litros de agua, papel higiénico, pañales, atún, galletas y cloro. El miércoles 20 de abril, a las 19h00, llegó a San Clemente la primera ayuda a esa localidad.[caption id="attachment_4263" align="aligncenter" width="474"]

Kimberly James organiza la entrega de agua y víveres para la comunidad. (Fotografía cedida por K. James)[/caption]Kimberly y Christopher están bien, ellos ya tienen muchas ganas de empezar a reconstruir esta tierra que los acogió, con la ayuda de todos sus vecinos… Los víveres servirán para paliar las urgentes necesidades de San Clemente.Kelley puede estar tranquila. Su hermana Kimberly ya sabe que la extraña desesperadamente. “If anyone sees my sister Kimberly, PLEASE give her a huge hug from me! I miss her desperately. With love and appreciation, Kelley”[caption id="attachment_4264" align="aligncenter" width="474"]

San Clemente recibe ayuda humanitaria. (Fotografía cedida por K. James)[/caption][caption id="attachment_4265" align="aligncenter" width="474"]

San Clemente recibe ayuda humanitaria. (Fotografía cedida por K. James)[/caption]Nota de Kimberly enviada el viernes 22 de abrilWhere do I even start? Gratitude doesn’t begin to describe what is in the heart of the people in our small community on the coast of Ecuador. Heifer was the first team of responders to our small, poor fishing village. Six days later, it is still the only organization that has arrived to help us and we are eternally grateful. Where would we have been without the water to offer these proud families, many with babies? Who would have gotten food to the elderly and homebound? After the quake, a tragically historic 7.8 on the richter scale, we hugged each other, we prayed, and we waited for help. Little did we know that there was none coming. Wedged between two larger cities, Manta and Bahia de Caraquez, both of which received extensive damage, we fell through the crevasses of the triage system, and simply could not be prioritized. We were left to fend for ourselves, and the situation quickly became desperate for this very poor town. How do I explain the impact of the food and water that was delivered? Let me start by saying that many of the people in the village buy cooking oil by the tablespoon, and hot dogs one by one as they can be afforded. Our province, Manabi, is the poorest in all of Ecuador, with many working full time, 10 hour days, and making less than $400 a month. So, there was no food in the pantry, there weren’t stocks of bottled water, there were no rolls of spare toilet paper. Helicopters starting flying over our area the following day, but of course, they kept going. We didn’t see any road convoys for days, and again, they had to keep driving to help others in larger communities. We continue to work to help our neighbors here in a once tranquil beach community in Ecuador. With the help of Heifer, the people here got the first snapshot into a larger world, that is full of love and generosity, and many people that live in countries they will never visit, This is a show of love that crosses all barriers, and I am so very grateful that Heifer was the first on the scene. We couldn’t wait for the army, the Red Cross, the other organizations as they never came. Maybe they will in time, but maybe too late for some. God bless everyone who has helped us in this tragic time.¿Por dónde empezar? La gratitud no describe lo que sienten las personas en nuestra pequeña comunidad en la costa de Ecuador. Heifer fue el primer equipo que respondió a las necesidades de nuestro pequeño pueblo de pecadores. Seis días más tarde, sigue siendo la única organización que ha llegado a ayudarnos y estamos eternamente agradecidos. ¿Qué sería de nosotros sin el agua que entregamos a las familias, muchas de ellas con bebés? ¿Cómo hubiésemos obtenido alimentos para los ancianos que no pueden salir de su casa? Después del terremoto, de 7,8 grados en la escala de Richter, nos abrazamos, oramos y esperamos que alguien nos ayude. En poco tiempo nos dimos cuenta que no vendría nadie. San Clemente está encajada entre dos ciudades más grandes, Manta y Bahía de Caráquez, que sufrieron grandes daños, y por eso obviamente no podíamos ser priorizados. Nos dejaron a nuestra suerte, y la situación rápidamente se complicó aquí. ¿Cómo explico el impacto de los alimentos y el agua que pude entregar? Comienzo diciendo que muchas de las personas en el pueblo empezaron a comprar aceite de cocina por cucharas, y salchicas por unidades, los que podían. La provincia de Manabí es la más pobre de todo el Ecuador, muchas personas trabajan a tiempo completo, 10 horas al día, y ganan menos de $400 al mes. Por lo tanto, no tienen comida almacenada, ni agua embotellada, no rollos de papel higiénico de repuesto. Los helicópteros sobrevolaban nuestra zona al día siguiente, pero, por supuesto, siguieron su camino. No vimos ningún convoy en la carretera durante días, la ayuda era para comunidades más grandes. Seguimos trabajando para ayudar a nuestros vecinos en esta tranquila playa del Ecuador. Con la ayuda de Heifer, San Clemente sabe que el mundo es mucho más grande de lo que pensaban y que está lleno de amor y generosidad de muchas personas que viven en países que quizás nunca conozcan. Esta es una muestra de amor que atraviesa todas las barreras, y estoy muy agradecida de que Heifer fue al primera en la escena. No podíamos esperar al ejército, la Cruz Roja, u otras organizaciones, porque nunca llegaron. Tal vez lo harán con el tiempo, pero tal vez demasiado tarde para algunos. Dios bendiga a todos los que nos ayudaron en este trágico momento.

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