Milton Suárez es uno de los 17 restauradores de Santa Elena que lograron el 100% de prendimiento de los 270 árboles sembrados en una hectárea de su finca. Guachapelí, guayacán, roble, pachaco, pechiche, cedro, jaboncillo, bálsamo, laurel, caoba, mango, muyuyo de montaña y guaba son algunas de las especies que cuidó con dedicación para alcanzar los mejores resultados, que fueron reconocidos en el evento de cierre de las actividades del proyecto Restauración Forestal en Santa Elena, una iniciativa del Programa Nacional de Restauración de Paisaje (PNRP) del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador (MAATE), coejecutado por el programa REM Ecuador y el consorcio formado entre la Fundación Heifer Ecuador y el Gobierno Provincial de Santa Elena.
La cordillera Chongón Colonche tiene bosques húmedos de garúa en la zona alta y bosques secos en la zona baja y es parte del hotspot Tumbes-Chocó-Magdalena, esta formación montañosa que cruza por la provincia de Santa Elena, hace que esta zona mantenga en custodia una importante riqueza natural. Sin embargo, las actividades antrópicas y el cambio climático siguen impactando gravemente esa biodiversidad y pone en riesgo el futuro de los recursos de la zona, porque todo está conectado.
Del interés de remediar esta situación, Heifer Ecuador y la Prefectura Santa Elena apoyaron durante dos años las acciones que buscaban restaurar de forma activa 150 hectáreas de bosque nativo. Este trabajo se lo hizo junto al Programa REM Ecuador del MAATE, financiado por los gobiernos de Alemania y Noruega, gracias al mecanismo de pago por resultados de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático y con la administración del Fondo de Inversión Ambiental Sostenible (FIAS).
105 restauradores de las comunas Barcelona, Dos Mangas, Loma Alta, Bellavista del Cerro, Olón, Salanguillo, Sinchal y Febres Cordero, recibieron un homenaje por el compromiso y cumplimiento de las acciones que permitieron tener 150 hectáreas con cobertura vegetal nativa en crecimiento y 100 hectáreas con protección para facilitar la restauración pasiva y que facilitó incorporar 61 especies nativas, con una sobrevivencia del 89 % en las áreas restauradas.
En el acto de cierre del proyecto, Berta Carpio, directora de Ambiente de la Prefectura de Santa Elena y Gustavo Villacis, gerente del Programa Nacional de Restauración de Paisaje (PNRP) coincidieron y destacaron el compromiso de los participantes para hacer posibles los objetivos y que esta es solo una primera parte, pero que se debe trabajar en conjunto también para conservar. Fernando Rodríguez, de REM Ecuador y coordinador del proyecto, manifestó que el 89 % de supervivencia de las especies sembradas logrado, es excepcional y que es una consecuencia del trabajo de la gente, señaló que el Programa REM complementó esta propuesta con el apoyo a las cadenas de valor de tagua y paja toquilla y que también se entregaron herramientas para poda y mantenimiento de las especies restauradas.
Rosa Rodríguez, directora de la Fundación Heifer Ecuador, por su parte, reconoció el trabajo en conjunto con el Programa Nacional de Restauración del MAATE, la prefectura de Santa Elena y REM que hizo posible un diálogo y la construcción de aprendizajes durante los dos años de trabajo. A los productores, agradeció por el compromiso, las acciones y por hacer un mejor país. Como parte del evento, reconoció al equipo de trabajo y a Rafael Chiadó, líder del proyecto, por el trabajo de largo aliento que ha significado buenos resultados siempre, no solo en esta iniciativa.
William Suárez, reforestador de Bellavista del Cerro, habló como delegado de los 105 restauradores y reflexionó sobre que restaurar es una acción que va más allá de cada uno, es una acción que aporta a todxs. William apuntó a que lo que se restaura tuvo algún daño y que la idea sería evitarlo. Johana Del Pezo, presidenta de la comuna Loma Alta, que participó como delegada de las ocho comunas, por su parte, agradeció por esta iniciativa que fue bien recibida por las comunas y puso énfasis en que cuidar los recursos naturales debe ser una práctica diaria.
Es evidente la conciencia del aporte en la conservación de recursos que han alcanzado los participantes del proyecto y que será la clave para la sostenibilidad. El bosque permite la vida. Aves, mamíferos, reptiles, microrganismos dependen de los ecosistemas para sobrevivir. Sin bosque tampoco existen semillas, agua, tierra que garanticen la producción de alimentos fundamentales para los seres humanos. Si no hay bosque hipotecamos nuestra existencia. La guacharaca (Ortalis erythroptera) es un ave nativa, se la conoce por su canto peculiar, es de tamaño mediano, como una gallina, su estado de conservación ha sido clasificado como vulnerable. Esta ave ha regresado a la finca de Milton Suárez, Milton va a cuidar que estas Guacharacas sigan inundando con su canto su finca, cuando el bosque crezca, estas hermosas aves tendrán más alimento, más semillas, más frutas para alimentarse, más ramas para hacer sus nidos, más esperanza de que sigan allí en el bosque de la Cordillera Chongón Colonche.