2020-05-27

En emergencia por el covid-19, la agroecología responde

La noche del 11 de marzo se declaró en Ecuador la emergencia sanitaria por la propagación del covid-19. El anuncio presidencial generó, entre otras, la preocupación de cómo garantizar la seguridad alimentaria durante el confinamiento.

Elaborado por: Ela ZambranoFotos: Heifer Ecuador

El campo y la ciudad siempre se han movido a ritmos distintos. En tiempos de la emergencia sanitaria por el covid-19, no podía ser diferente. Con la cuarentena una aparente y obligada quietud ha llegado a las urbes. Por el contrario, en el campo los pequeños productores han acelerado la cosecha para mantener el abastecimiento, sin perder de vista que comparten con la ciudad un mismo enemigo.

“El ritmo de trabajo ha cambiado, por un lado no podemos circular, pero al mismo tiempo tenemos la obligación de mejorar el sistema de producción para abastecer a las familias en las ciudades, donde existe la preocupación de quedarse sin alimentos”, señala Rosa Mena, quien trabaja la tierra a pocos minutos de la capital. Rosa pertenece a la agrupación Pamba Mikuna que siembra y cosecha en las zonas de Calderón, Llano Grande, Guayllabamba y Ascazubí.

“Esta crisis ha dado paso a que ahora valoren más al pequeño productor y los productos orgánicos”, confiesa Margarita Haro de la Cooperativa Agropecuaria de la comunidad El Marco, de la parroquia de Pintag, desde donde se distribuyen canastas para las zonas de acelerado desarrollo urbano como Conocoto y Sangolquí. “En las entregas nos han dicho que somos tan importantes como los médicos, ellos en los hospitales y nosotros llevando los alimentos”, asegura.

En esta emergencia, para Rosa y Margarita y para miles de pequeños productores hay un objetivo claro: garantizar la provisión de productos para las familias urbanas, a través de un tejido solidario de redes alimentarias integradas por colectivos de producción agroecológica y campesina, acompañados por el trabajo de Heifer.

Hace año y medio, Heifer inició el proyecto Futuro de la Alimentación (FoF), con el objetivo de abrir mercado a la agroecología, fortalecer e impulsar la comercialización en pequeños circuitos directos. Este trabajo, prácticamente visionario, permitió que hoy, cuando más de 17 millones de ecuatorianos están llamados a permanecer en cuarentena, haya una respuesta desde los productores agroecológicos.

En Azuay, la organización de los pequeños productores ha tomado las dimensiones de una pequeña empresa debido a la creciente demanda producto del confinamiento. “Estamos bastante agitados, el trabajo es bien arduo. Así como ayudamos a los agricultores a que vendan sus productos. Ayudamos en la ciudad donde no pueden comprar sus productos”, destaca el presidente de Pamar Chacri, Nelson Pamar.

En esta zona al sur del país, en los primeros 15 días, se entregaron 200 canastas por semana. Para ésta tercera semana de cuarentena, se ha incrementado la capacidad a 300 canastas y aún así no logran cubrir la demanda, según explicó Esteban Ucho, especialista en cadena de negocios del proyecto FoF de Heifer en Azuay, Pichincha y Galápagos.

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A Pamar Chacrin pertenecen 20 familias y la venta de productos agroecológicos directamente en la ciudad ha supuesto un ingreso promedio de 200 dólares semanales para cada una, permitiéndoles mantener una estabilidad en medio de la crisis. Pero, hace 18 días, estas familias todavía vendían sus productos en las ferias y mercados y “ante el anuncio de la emergencia sanitaria nos quedamos sin lugares donde colocar los alimentos, nos preocupamos, pero no nos cruzamos de brazos y de inmediato nos organizamos para dejar las canastas a domicilio”, relata Nelson.

La conexión que se ha generado en estos días ha cultivado aprendizajes en doble vía. Las familias en la ciudad han reconocido el valor de nuestros agricultores y, a través de una cultura digital, se ha generado un modelo de negocio que ha permitido llevar los productos del campo a la mesa, se han eliminando a los intermediarios y logrando finalmente un comercio justo. En el Ecuador, el 88% de las unidades productivas están en manos de pequeños y medianos productores.

Esteban Ucho, quien ha acompañado muy de cerca el proceso de Azuay, comenta que esta renovada conexión urbano rural podría generar cambios en el consumo e incluso recuperar productos que estaban entrando en el olvido. Cuenta como anécdota que la canasta contiene granos, hortalizas, quinua y nabos chinos, éstos últimos resultaron desconocidos para algunos compradores.

Previo a la crisis, Heifer estaba estudiando un sistema de entrega a domicilio, pero la emergencia sanitaria obligó a acelerar los procesos y en el frenesí provocado por el covid-19, se encontró con solidaridades que generaron alianzas fundamentales: “Nos asociamos con PideUnDoMi -una aplicación que funciona en Azuay-, el consumidor paga un valor de entrega que se queda asnetamente con el motorizado; el agricultor saca sus productos; y, las familias en la ciudad se alimentan sanamente”, informa Esteban.

Rosa Mena menciona que ya habían desarrollado buenas prácticas para el manejo seguro de los productos, pero una vez que el covid-19 llegó al Ecuador, recibieron capacitación en el protocolo que debe aplicarse durante la cosecha, poscosecha y empacado. El documento fue trabajado conjuntamente con el programa AndinaEcoSaludable de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador.

“Siempre hemos tenido un tratamiento cuidadoso de los alimentos, pero ahora estamos más atentos a los detalles”, explica Rosa. A los productores, Heifer les dotó con trajes y accesorios de protección humana; equipos de fumigación; sustancias para la fumigación de alimentos y sus recipientes; y, sustancias para la fumigación en calzado y vehículos.

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Sin duda, en el campo también hay preocupación por el riesgo de contagio y por eso cuidan de la salud de los compañeros que salen a repartir las canastas en la ciudad. Cuando regresan a casa, “nosotros limpiamos y desinfectamos mucho a la camioneta donde se llevan las canastas”, afirmó Rosa.

La emergencia sanitaria continúa y el reto para las redes campesinas también. El objetivo, coinciden, Rosa, Esteban y Margarita, es lograr mantener esta relación directa y solidaria entre el campo y la ciudad para garantizar productos frescos sobre la mesa y un trato justo a los agricultores.

La agroecología respondió

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Para el 19 de marzo, el Ecuador ya llevaba 8 días de confinamiento para evitar la propagación del Covid-19. Ese día, Heifer puso en circulacion, en sus redes, un catálogo propio con los datos de las redes agroecológicas cobijadas por la institución. Fue así que Heifer Ecuador propuso al Consorcio de Gobiernos Autónomos Provinciales del Ecuador (Congope), alternativas para aprovecharla información consolidada en la Red de Emprendimiento e Innovación Rural.

Cecilia Ponce, coordinadora del proyecto nutrición en agroecosistemas de montaña de Heifer, comentó que el catálogo surgió de la urgencia dar a conocer en las ciudades las opciones agroecológicas cercanas para la compra de canastas de alimentos. A la par, por la cuarentena, desaparecen los lugares masivos de expendio y los pequeños agricultores se vieron preocupados de quedarse con los productos en casa.

“No solo que los consumidores no pueden moverse de sus hogares, se anunciaron constantes cambios en las restricciones de movilidad que permitían ver con claridad el día y la hora en que podía circular”, menciona Silvana González, Coordinadora de la Red de Emprendimiento e Innovación Rural.

La iniciativa de Heifer, junto al Congope, se transforma en una acción que pone en contacto a los productores con los consumidores en sus propios territorios. Así se logró catalogar a 186 productores, 80 de los cuales trabajan con Heifer, “disponibles para la entrega de productos a domicilio”, reza el documento.

“Es solidaridad y pragmatismo”, asegura Silvana, al tiempo de comentar que la mayoría de los productores agroecológicos han experimentado un crecimiento en la venta de canastas y, en algunos casos han triplicado sus ventas.

Nuevamente surge la pregunta de cómo mantener estas redes una vez superada la crisis. Silvana considera que “muchos van a seguir prefiriendo estos productos” y tiene un argumento sólido: “Si respondes en una emergencia, es muy difícil que te cambien. Te resolvieron el problema alimentario en la peor necesidad. A mi criterio hay un cliente cautivo”. Para ello se tendrá que trabajar en alianzas sólidas para sostener los resultados a largo plazo.

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La Red Abastecimiento Alimentario es un documento dinámico en constante actualización y que, por el momento, incluye a productores de las provincias de Bolívar, Cañar, Carchi, Cotopaxi, Chimborazo, Imbabura, Manabí, Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas.

Acciones insulares

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A 1000 km de Ecuador continental, se encuentran el Archipiélago de Galápagos, allí Heifer trabaja de la mano con el Ministerio de Agricultura, y en este territorio sensible en su capacidad alimentaria para 6.500 habitantes se han tomado acciones para evitar el desabastecimiento y garantizar productos en la zona urbana. En las islas, resultado de la crisis sanitaria por el covid-19, se restringieron el ingreso de vuelos y barcos comerciales.

Carlos Ortega, coordinador del proyecto FOF en Galápagos, señaló que en San Cristóbal se decidió mantener la feria libre, en este caso Heifer
ha entregado a los productores 40 kits con implementos de protección personal (overoles, mascarillas especiales, guantes) para que estén debidamente protegidos durante el momento del expendio, así como se hizo en Pichincha y Azuay.

El proyecto FoF inició hace 5 meses en Galápagos y se había proyectado la implementación de invernaderos, la dotación de motobombas, fertilizantes para los caficultores -el café de la isla es uno de los mejores del Ecuador-, entre otros.

Carlos informó que esperan que lleguen más implementos de bioseguridad esta semana en el avión de la Armada Nacional, única institución autorizada a entrar y salir del territorio insular.

La crisis sanitaria mundial ha puesto en cuestionamiento muchas rutinas, ha permitido el emergimiento de solidaridades y en muchas ciudades redescubrieron el valor de la agricultura campesina y familiar y los productos saludables. En estas encrucijadas se volvió tangible el concepto de seguridad alimentaria. (EZ)

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