La organización de 600 familias recolectoras de concha y cangrejo de El Oro y Guayas ha permitido que puedan vender los productos del manglar a domicilio en Cuenca y Machala
Las disposiciones de aislamiento social producen afectaciones que van más allá de lo que podemos imaginar. Uno de los sectores que se encontró con serías dificultades ante la prohibición de la instalación de las ferias libres son las 600 familias de El Oro y Guayas que viven de la venta de los productos del ecosistema manglar, principalmente, la concha prieta y cangrejo pata gorda.
Estas familias, agremiadas en 6 asociaciones, sacaban al mercado un promedio de 7 mil cangrejos y 18 mil conchas diarias, por organización, pero la emergencia sanitaria les desarmó y, al mismo tiempo, les obligó a replantear su modelo de negocio y encontrar una salida para sus productos: la venta directa.
Una oportuna reorganización de las familias concheras y la articulación de los proyectos Futuro de la Alimentación (FoF) y Manglar, ambos de Heifer-Ecuador, ha permitido que puedan vender, por organización, unos 20 mil cangrejos y 60 mil conchas semanales.Las organizaciones costeras que participan en esta conexión son: 6 de Julio y Nuevo Porvenir (Naranjal-Guayas); Asociación de Cangrejeros de Balao (Guayas); Las Huacas (Santa Rosa-El Oro); Los Isleños (Machala) y la Red Unión de Organizaciones de Producción Pesquera Artesanal del Oro (Red Uoppao).“Nosotros estamos agradecidos porque estamos vendiendo y estamos comiendo, lo peor sería no tener ningún ingreso y permanecer a expensas de la ayuda del gobierno”, aseveró Alonso Mejillones, presidente de la cooperativa Nuevo Porvenir, quien valora la experiencia como positiva, “si bien la demanda no logra equiparar el volumen de venta que teníamos previo a la pandemia, el precio en la venta directa es mejor, asciende a 13 dólares por las cien conchas, antes oscilaba entre 8 y 10 dólares”.Asímismo, el representante de la cooperativa 6 de Julio, Elvis Rodríguez, menciona que la posibilidad de la venta directa les permite tener trabajo e ingresos para mantener a sus familias, valora que su trabajo sea mejor recompensado y espera que se pueda mantener tras la superación de la pandemia.
En el sistema cooperativo hay muchas voluntades que se articulan desde quienes reciben el pedido y trasladan la demanda a El Oro, desde allí hacen el contacto con las organizaciones y éstas con las familias. Por ejemplo, la cooperativa Nuevo Porvenir (Naranjal) está integrada por 20 familias y de acuerdo con el volumen solicitado se turnan para salir a “conchar”.
La concha prieta cumple con la talla establecida de 4.5 cms, así se respeta la norma para no afectar su reproducción ni al ecosistema del manglar. La concha, explica Alonso, no solo se usa en el ceviche, también se pueden preparar otros platos como encocados o bistec. De igual manera, el cangrejo tiene el tamaño reglamentario, un carapacho de 7.5 cms. y sus formas de preparación son infinitas.
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El gerente del Proyecto Manglar de Heifer, Emilio Castro, comenta que ante las restricciones, junto a las familias que viven del ecosistema manglar, buscaron nuevos nichos de mercado; publicitaron en redes sociales; y, han logrado colocar los productos en Machala y, a través del sistema de venta de las canastas familiares agroecológicas que distribuye la organización Pamar Chacri, en Cuenca. También se pueden conseguir por separado.En Machala los productos del manglar forman parte de la dieta cotidiana, pero ¿cuál es la razón para que en Cuenca haya demanda? La respuesta es la diversificación del consumo y, a la vez, una decisión de apoyar a quienes viven del manglar, menciona Esteban Ucho, especialista en cadenas de negocio de Heifer. Además, “siempre hay algo que festejar”, recalca Esteban
Los pedidos de concha y cangrejo se reciben diariamente y las entregas se hacen los miércoles y sábados. Los centros de acopio están ubicados en Naranjal (Guayas) y Machala (El Oro) y desde ambos puntos hacia la ciudad austral se estiman unas dos horas y media de traslado.Las ventajas con la concha y el cangrejo es que no necesitan refrigeración para su traslado a Cuenca, por el contrario, deben estar a temperatura ambiente. En el calor la concha vive tres días; en el frío, dos. Considerando estas variables y cuidando al cliente final, la recolección del molusco se hace horas antes del envío a la Sierra.Para el tercer sábado de abril, estaba prevista la distribución de un total de mil conchas y 60 sartas de cangrejos (cada sarta tiene 12 unidades). El ciento de concha y la sarta de cangrejos tienen un valor de 17 dólares, cada uno, los costos incluyen el pago al recolector, transportación y entrega a domicilio.
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El papel de Heifer en esta cadena es la de establecer la conexión de mercados para que las familias que viven de los productos del manglar puedan mantener un nivel de ingresos. Superada la emergencia sanitaria, el objetivo de Heifer a través del Proyecto Fortalecimiento las Capacidades del Manglar es seguir impulsando la empresa asociativa de recolectores de concha y cangrejo de este ecosistema.